Montánchez está enclavado en una pequeña montaña perteneciente al macizo de Los Montes de Toledo donde predomina la roca granítica. Esta roca ha sido el material de construcción por excelencia de las edificaciones del pueblo y de la comarca y viene siendo usada desde la prehistoria.
Son múltiples las afloraciones de batolitos de gran tamaño y belleza que han ido adquiriendo diversas formas debido a los agentes ambientales y configurando un paisaje característico.
El culto a la roca se pone de manifiesto, desde mi punto de vista, además de la indudable utilización de la misma como material de construcción, en los innumerables parajes con nombre de roca que existen en Montánchez; Cancha cuervo, Canchal Lobo, Cancha Blanquillo, Canchal vino, Peña aguilera, Lancha alta, La Lancha de la cruz etc, etc. Este culto debe sin duda venir heredado de los primeros moradores de estas tierras.
Una gran piedra de culto considerada monumento megalítico por unos, y como objeto del culto naturista de los hombres prehistóricos por otros, sigue muy presente en nuestra memoria, quizá por el hecho traumático de la intención de destruirla, en unas circunstancias sociales convulsas y dramáticas, como fue la guerra civil española. Se trata del llamado “Cancho que se menea” o “Cancho Bamboleante”
Citando a D. Tirso Lozano y sacado de su libro “Historia de Montánchez” dejo aquí una breve reseña de cómo fue abatido el coloso por la barbarie y en un intento de aniquilar los símbolos del pueblo.
Volviendo a nuestra "piedra bamboleante", que resistió los vendavales y huracanes que con furia azotaron la montaña por tantos miles de años, tuvo un final nefasto el día 19 de junio de 1937, en el que había desplazadas en la sierra dos compañías del Regimiento nacional de Las navas. La primera compañía, comandada por el alférez Félix Alejandro Bartolomé Ingelmo estaba en el punto cumbre, a mil metros de altura, donde estaba emplazada la "piedra oscilante"; la hicieron oscilar fácilmente, obedeciendo el cancho a su requerimiento, pero los soldados que estaban acostumbrados a la obediencia ciega de sus jefes y oficiales y para probar, sin duda, que sabían derrocar piedras milenarias, deliberaron entre sí, si la piedra podía y debía derrocarse, con la resolución de la caída de la piedra, el derribo del coloso, y así probar, sin duda "su valentía".
Se trata de una gran mole de granito de entre 12.000 y 15.000 kg con forma aproximada de pera y que descansaba en posición invertida sobre un pedestal. Entre el pedestal y la cabeza existía otra pequeña roca a la que denominan plinto a modo de almohadilla entre las dos anteriores. Se producía un pequeño desequilibrio entre ellas que dotaba de movimiento al conjunto, todo ello de forma natural y sin emplear gran fuerza.
Sea un antiguo lugar de culto, sea un símbolo o sea una afloración geológica natural, lo que no se puede negar es que el Cancho ha producido un especial atracción a los habitantes de Montánchez de todas las épocas así como a los que no siendo de aquí saben de su existencia. En la actualidad ha resurgido el interés por recuperar este coloso y si se puede restituirlo a su posición original de la que nunca debió ser movido.
El cancho está situado en la cima o “cogolla” de la sierra desde donde se tiene una panorámica excepcional y sus coordenadas son: 39,2164 N y 6,1239 O. (Coordenada facilitadas por D. Daniel Gordo) Se encuentra a 973 metros de altura y a una distancia aproximada de 4 kilómetros del pueblo.
El Ayuntamiento de Montánchez se ha propuesto y lleva bastante tiempo trabajando sobre ello levantar el “Cancho que se menea” a pesar de las dificultades técnicas que supone y por fin ha llegado el momento de conseguirlo. El cancho está situado en una finca de propiedad privada cuyo dueño, Joaquín Sánchez González, se ha mostrado también interesado en la recuperación del mismo y ha facilitado en todo momento el acceso a su propiedad.
Este verano y coincidiendo con los “Encuentros en Montánchez, Diálogos de Cultura” se organizará una marcha a la Sierra para visitar lo que en su momento fue nuestro “Cancho que se Menea” y una interpretación de lo que pasó con él para memoria de todos y para que no vuelva a ocurrir quedando de nuevo como símbolo para las generaciones venideras.
Autora:
María José Franco Sánchez.
Tte. Alcalde de Montánchez.